El kiwi, un pájaro sin plumas
El pájaro kiwi, emblema nacional de Nueva Zelanda, es un ave única en el mundo por sus hábitos y aspecto físico. Se cree que nació hace ocho millones de años en aquel país insular. A pesar de la política proteccionista, llevada a cabo por los gobiernos neozelandeses, el riesgo de desaparición sigue planeando sobre este peculiar animal.
El kiwi pertenece al género Apteryx, dentro de la familia del avestruz y el emú. Existen cinco especies diferentes de kiwis. Las diferencias entre ellas se encuentran en el tamaño y en las tonalidades del plumaje. Los individuos pertenecientes a la especie de mayor corpulencia pueden llegar a medir 45 centímetros y pesar 4 kilogramos. Su porte se equipara al de una gallina.
El kiwi es un ave no voladora. Posee pequeñas alas, casi inapreciables. No puede decirse que tenga plumas, se trata de pequeños plumones, que no llegaron a desarrollarse por razones de adaptación a su ecosistema natural. Son de color pardo, en diferentes tonalidades según la especie de que se trate.
Otra peculiaridad del pájaro kiwi es la situación de sus fosas nasales, justo al final del pico. La temperatura media corporal es un par de grados inferior a la del resto de aves. Los kiwis son omnívoros y se alimentan a base de frutas, semillas y pequeñas larvas.
El kiwi es un animal de costumbres nocturnas, puede vivir hasta 30 años y es monógamo. Tras elegir pareja, la conserva hasta la muerte. La hembra pone un solo huevo por temporada, que puede pesar la mitad del total corporal. El período de incubación oscila entre 70 y 85 días. El pico es muy largo, equivalente a un tercio de la longitud del animal.
Aunque los kiwis son animales con un deficiente sentido de la vista, están dotados con un excelente olfato, que les permite encontrar comida sin excesivas complicaciones. Carecen de cola, quilla en el esternón y plumas timoneras, características físicas que redundan en lo insólito de este pájaro no volador. Precisamente, su incapacidad para volar ha sido un factor determinante en la progresiva desaparición de los pájaros kiwis, pues resultan más vulnerables a ataques de hurones, gatos salvajes y otros mamíferos depredadores
El aislamiento secular de Nueva Zelanda permitió el desarrollo, en sus islas, de especies endémicas de la zona. Muchas de ellas desaparecieron, debido a la deforestación y la llegada del hombre. La introducción de animales domésticos y especies foráneas acabaron aniquilando muchos animales autóctonos. El kiwi tuvo suerte, aunque sigue en grave peligro de desaparición.
Las cinco especies de kiwis están en peligro de extinción. Las autoridades locales han establecido una serie de medidas, con el fin de evitar el aumento de la tasa de mortalidad. Así, se está procediendo a la incubación artificial de centenares de huevos, con el objetivo de esquivar la acción de los depredadores.
El kiwi es un ave no voladora. Posee pequeñas alas, casi inapreciables. No puede decirse que tenga plumas, se trata de pequeños plumones, que no llegaron a desarrollarse por razones de adaptación a su ecosistema natural. Son de color pardo, en diferentes tonalidades según la especie de que se trate.
Otra peculiaridad del pájaro kiwi es la situación de sus fosas nasales, justo al final del pico. La temperatura media corporal es un par de grados inferior a la del resto de aves. Los kiwis son omnívoros y se alimentan a base de frutas, semillas y pequeñas larvas.
El kiwi es un animal de costumbres nocturnas, puede vivir hasta 30 años y es monógamo. Tras elegir pareja, la conserva hasta la muerte. La hembra pone un solo huevo por temporada, que puede pesar la mitad del total corporal. El período de incubación oscila entre 70 y 85 días. El pico es muy largo, equivalente a un tercio de la longitud del animal.
Aunque los kiwis son animales con un deficiente sentido de la vista, están dotados con un excelente olfato, que les permite encontrar comida sin excesivas complicaciones. Carecen de cola, quilla en el esternón y plumas timoneras, características físicas que redundan en lo insólito de este pájaro no volador. Precisamente, su incapacidad para volar ha sido un factor determinante en la progresiva desaparición de los pájaros kiwis, pues resultan más vulnerables a ataques de hurones, gatos salvajes y otros mamíferos depredadores
El aislamiento secular de Nueva Zelanda permitió el desarrollo, en sus islas, de especies endémicas de la zona. Muchas de ellas desaparecieron, debido a la deforestación y la llegada del hombre. La introducción de animales domésticos y especies foráneas acabaron aniquilando muchos animales autóctonos. El kiwi tuvo suerte, aunque sigue en grave peligro de desaparición.
Las cinco especies de kiwis están en peligro de extinción. Las autoridades locales han establecido una serie de medidas, con el fin de evitar el aumento de la tasa de mortalidad. Así, se está procediendo a la incubación artificial de centenares de huevos, con el objetivo de esquivar la acción de los depredadores.
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